Sobre evaluaciones, estructura curricular y otras desventuras

Creación Propia
Quiero comenzar este blog con una anécdota personal. Cuando era pequeño, no era un buen estudiante. Sacaba malas notas, era muy despistado y sufría de una profunda imaginación e inmadurez. Sin embargo, dibujaba muy bien. Incluso gané algunos premios de dibujo, uno de ellos provincial. Curiosamente, los profesores siempre solían ponerme en el área de dibujo una nota de “bien”, mientras que compañeros míos que aprobaban la mayoría de las asignaturas con sobresaliente también disfrutaban de un sobresaliente en ese área, a pesar de hacerlo mucho peor que yo. Supongo que eso se debía a lo que podíamos denominar “la transferencia”; es decir: un alumno excelente en el área de Lengua y en el área de Matemáticas, es también excelente en todas las demás áreas.
Parte de la culpa de esta idea la tiene la propia estructura de las materias curriculares que, en muchas ocasiones, determinan la evaluación de los alumnos. Así, si un alumno aprueba con buenas notas las asignaturas más importantes, los docentes somos reacios a suspenderle algún área menor. Sin embargo, si un alumno aprueba las áreas “menores” y suspende las importantes, los docentes le suspendemos esas asignaturas sin ningún tipo de remordimiento.
Si, como sabemos hoy en día, existen distintos tipos de “skills” o habilidades y todas deben ser valoradas en igualdad, la estructuración y distribución de áreas quizá debería revisarse.

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