3 razones para trabajar la inteligencia emocional en las aulas

En mi última entrevista en Radio San Javier, la presentadora me preguntaba si había que educar emocionalmente en los colegios e institutos. Desde los inicios de la educación se ha entendido que los maestros y profesores educan en conocimientos y los padres, en valores y emociones. Sin embargo, existen tres razones fundamentales para justificar la educación emocional en los colegios e institutos:

La primera razón.
Hoy en día, existen en España casi 500.000 menores entre 7 y 15 años que llegan a su casa sin que nadie les espere. Son los llamados “niños de la llave”. El actual modo de vida y las estructuras familiares –los dos miembros de la pareja trabajando, aumento de familias desestructuradas, etc.- han provocado que un porcentaje numeroso de menores no reciban ningún tipo de educación emocional. En este sentido, la escuela debe funcionar como compensadora de esa parte de la educación a la que los niños no tienen acceso.

La segunda razón.
La escuela refleja en buena medida una sociedad en miniatura. Mientras no interactuamos con otras personas, nuestras emociones están más o menos equilibradas. Es precisamente en la sociedad donde se ponen en juego, chocan y confluyen la mayoría de nuestras emociones. Por esa razón, la escuela también debe educar emocionalmente, con el fin de equilibrar las emociones propias en relación con el resto del mundo.

La tercera razón.
Una persona equilibrada emocionalmente y que haya desarrollado su inteligencia emocional tiene más probabilidades de éxito en cualquier faceta de la vida.

Tras dos años de investigación, el año pasado veía la luz mi último libro de educación, “Manual para superar la adolescencia”. Se trata de un libro dirigido a alumnos, padres y docentes, utilizado como libro de lectura en diversos institutos, donde se abordan los temas que más preocupan en la adolescencia:
  • La relación con los padres
  • Las drogas
  • Las relaciones sexuales
  • La imagen
  • Las redes sociales
  • La violencia de género.


A través del libro, se pretende que sea el propio adolescente quien desarrolle su inteligencia emocional para poder enfrentarse a los problemas de su vida, así como ayudar a los docentes y a los padres a comprender mejor esta difícil etapa.

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