A lo largo de mi carrera como docente, raras han sido las ocasiones en que he enviado deberes para casa o para las vacaciones de Navidad o verano. En algunas ocasiones, los alumnos han tenido que realizar en casa tareas inacabadas, pero poco más. Aunque ahora, existe una sensibilización -excesiva- hacia los deberes, debo decir que a lo largo de mis años de docente me he encontrado con bastantes padres que, en su momento, me criticaron muy duramente por no enviar deberes para casa. Curiosamente, hoy en día, la necesidad de los deberes escolares ya no parece tan clara, e incluso algunos padres comienzan a reclamar su desaparición. Tal vez, algunos de los que me criticaron entonces.
A principio de curso, en la primera reunión con los padres, yo siempre intento explicar las razones para no enviar deberes a casa. Y lo hago con una suma. En Educación Primaria un niño tiene 4 horas y 1/2 de clase y 1/2 hora de recreo. Si, además de esas 5 horas en el colegio, el niño realiza 2 horas más de estudio y trabajo en casa o en una academia y 1 hora más de inglés o de deporte o de música, estaríamos hablando de 8 horas de jornada laboral; una cifra que me parece absolutamente abusiva y fuera de toda lógica para un menor, incluso para cualquier adulto.
En principio, cuando los docentes hacemos una programación para el proceso de Enseñanza-Aprendizaje, no tenemos en cuenta las horas extras fuera del horario escolar. Solo tenemos en cuenta las horas en el aula. Ese horario establecido debería ser suficiente para que los alumnos alcancen los conocimientos necesarios. Si no es así, hay algo que falla, pero –evidentemente- no es el número de horas de dedicación. Todos sabemos que, aunque dediquemos 8 horas al días a hacer deporte, efectivas son solo 2 o 3; lo demás es sobre-entrenamiento.
Ahora que se acercan las vacaciones de verano, algunos padres vuelven a reclamar libros, cuadernos o fichas para que sus hijos realicen en casa durante el periodo vacacional. Los defensores de los deberes dicen que es el mejor modo de crear una rutina de estudio. Pero, para crear rutinas y para aprender, no es necesario un libro de vacaciones. Las mejores tareas para el periodo vacacional y que también están llenas de aprendizajes, serían, entre otras, las siguientes:
Estoy totalmente de acuerdo contigo las vacaciones son para disfrutarlas y vivir momentos inolvidables
ResponderEliminarEfectivamente, Andrés...en las vivencias hay infinidad de aprendizajes.
EliminarTotalmente de acuerdo contigo! Pero yo no los ponía y me iba con lugar mochilas de mis hijos llenas de trabajos para Navidad, Semana Santa o verano!
ResponderEliminarEsa es la idea.
EliminarEstoy totalmente de acuerdo porque de verdad hoy en día los niños les falta jugar , disfrutar con la familia , escuchar las experiencias de los abuelos y aprender a formar buena relación con los demás .
ResponderEliminarDe verdad el tiempo pasa volando y nuestros hijos no están aprovechando de su infancia