Educación responsable

A lo largo de la historia, muchos han sido y son los personajes dignos de admiración por diferentes razones. En el ámbito nacional, en la actualidad, muchas personas admiran a Nadal, no solo por sus logros deportivos, sino por su humanidad, su compromiso y su lealtad. Como deportista, todos valoramos su extraordinario sacrificio, su capacidad de lucha, su capacidad para levantarse después de una dura lesión, su constancia, su perseverancia, su respeto al rival, ...
Sin embargo, a pesar de que todos sabemos que esos valores universales son la clave de cualquier tipo de éxito, a la hora de educar a nuestros menores, no les inculcamos dichos valores. Todo lo contrario. A nuestros menores de hoy en día les facilitamos todo el camino pensando que así les ayudamos a avanzar, cuando lo que estamos haciendo es convertirlos en seres débiles frente a los retos.
En la actualidad, a los niños les hacemos la cama, les cortamos la fruta, les recogemos sus juguetes, los socorremos antes de que lleguen incluso a caerse, les dejamos que estén en la mesa a la hora de la comida con la tablet, les compramos todo lo que reclaman, les permitimos que elijan los horarios de toda la familia, los programas que ve toda la familia, les permitimos que no pidan las cosas con educación, que no digan buenos días, que no den las gracias, que no pidan permiso, los quitamos de las actividades que les supone un esfuerzo, les organizamos la mochila, les facilitamos la solución de cualquier problema que suponga un poco de sacrificio... y, al final, los niños se convierten en personas sin capacidad para otra cosa que no sea pensar en sí mismos. 

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