Cuando hablamos de estudiar, muchas veces sabemos que la comprobación de nuestro aprendizaje está relacionado con la superación de un examen o de una prueba. Para superar ese examen o es prueba determinada, muchos estudiantes recurren a lo que denominamos las técnicas de estudio, buscando la mejor estrategia para superarla. Pero… ¿Qué entendemos por técnicas de estudio?
¿Qué se entiende por técnicas de estudio?
Las técnicas de estudio, también llamadas estrategias de estudio, son las herramientas que se utilizan para mejorar el proceso de organizar, tomar y retener nueva información así como las herramientas para la superación de un examen.
Obviamente, dependiendo de nuestras características, habrá a quienes les venga mejor un tipo de técnica que otro, así que deberemos ir probando diferentes técnicas de estudio hasta encontrar la que mejor se adecue a nuestro modo de aprender. Sea como fuere, siempre existen unos condicionantes previos que todos debemos de tener en cuenta a la hora de disponernos a estudiar. Son los siguientes.
¿Cuáles son las técnicas de estudio clásicas?
Siempre que se habla de técnicas de estudio, recurrimos a hablar de las siguientes:
- Lectura y subrayado: por lo general, la lectura siempre es el primer contacto con el texto que tenemos que estudiar, así que lo primero que debemos hacer es leer el texto de manera pausada. Posteriormente, podemos volver a leer el texto subrayando aquellos conceptos más destacados o que sirvan de desencadenante en nuestro cerebro para recordar el resto de la frase o párrafo. Ojo: no debemos subrayarlo todo, solo aquellas palabras o frases que sean realmente importantes.
- Resumen: el resumen de los textos es otra de las técnicas más utilizada. Esta técnica consiste en escribir las ideas principales del texto leído. Podemos hacerlo copiando exactamente las frases o intentando expresar lo mismo con nuestras propias palabras. Resumir nos ayuda a comprender los textos que leemos. Para despertar nuestra memoria visual, podemos utilizar distintos colores, ya sea tanto para escribir las palabras como para rodearlas o marcarlas.
- Esquema: el esquema es un clásico de todas las técnicas de estudio clásicas. Consiste en hacer una representación gráfica del texto a través de las ideas principales relacionando la información siempre de un modo visual y gráfico. Los mapas conceptuales son un ejemplo de esquemas.
- Fichas: se trataría de utilizar fichas para realizar esquemas o para recoger una información determinada que nos sirva como una seriación de conocimientos estancos: fichas con definiciones, fichas de autores, fichas con fechas, etc.
- Realizar ejercicios prácticos y tests: para afianzar los aprendizajes, una de las técnicas más utilizada es la realización de ejercicios prácticos o tests que nos ayuden a evaluar nuestros conocimientos, de tal manera que pasemos de la memorización a la práctica. Practicar con preguntas nos ayudará a reforzar lo que hemos estudiado.
- Enseñar lo que has estudiado: decir o explicar a otros lo que hemos estudiado supone una magnífica técnica para organizar y recordar lo aprendido.
¿Son estas técnicas fiables?
Recientemente, Peter C. Brown, Henry L. Roediger III y Mark A. McDaniel, de la prestigiosa Universidad de Harvard, han publicado un libro titulado “Make It Stick: the Science of Succesful Learning” donde nos ofrecen unos métodos para retener los datos importantes que necesitaremos para superar una prueba. Curiosamente, dichos autores critican las técnicas como el subrayado, destacar con colores fluorescentes así como las técnicas de repetición constante. A cambio, señalan las siguientes recomendaciones como 100% efectivas:
1. Tomar apuntes a mano
Los especialistas de Harvard aseguran que al tardar más tiempo escribiendo a mano en una libreta, nos obliga a decidir qué vamos a copiar, lo que nos conduce al análisis y reflexión sobre las ideas principales y secundarias.
2. Combinar varias materias a la vez
Los autores del libro aseguran que alternar materias o asignaturas favorece la retención y facilita la comprensión de lo leído, ya que la repetición de una temática puede conducirnos a la falta de concentración. Por el contrario, al cambiar de materia, nuestro cerebro vuelve estimularse. Además, al hacerlo así, el cerebro se acostumbra a trabajar en distintos temas a la vez.
3. Hacer pausas mientras estudiamos
Al igual que no podemos practicar una actividad física durante varias horas seguidas de manera efectiva, tampoco podemos darnos un atracón de estudio durante horas. Para retener lo aprendido, lo mejor según estos autores es tomarse breves pausas de descanso de tal forma que lo aprendido pueda ser asimilado por nuestro cerebro.
4. No releer.
Al contrario de lo que pudiésemos pensar, los especialistas de Harvard recomiendan no releer constantemente, ya que esto hace que no obliguemos al cerebro a recordar los detalles. Los expertos recomiendan dejar espacios de tiempo hasta que empecemos a olvidar lo estudiado, ya que así forzaremos al cerebro a recordar lo aprendido de tal forma que se fijen mucho mejor los conocimientos. Esto supone que debemos dedicar menos tiempo a la relectura y más tiempo al recuerdo mental.
5. Enfrentarse a nuevos desafíos
Otro falso mito es que cuanto más fácil sea el contenido a estudiar, más sencillo será su aprendizaje. Frente a esto, los expertos de Harvard animan a elevar el nivel de dificultad de los aprendizajes para potenciar el esfuerzo. Con esto, los expertos señalan que se logra un aprendizaje más sólido y que ello facilita la integración de conocimientos entre sí para ponerlos en práctica.
Aquí os dejo un vídeos entretenidos con algunas técnicas de estudio que refuerzan lo que hemos estado señalando.
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